La verdad es que fue anunciar, inaugurar y hacer público por parte del Ayuntamiento de las grandezas de tener un gran Polígono Industrial en Villanueva de la Serena que sería la zona industrial más grande de la región, siendo así, la zona de más expansión de la comarca de La Serena y Vegas Altas del Guadiana, y no salir nada de lo planeado.
Desde que en marzo de 2006 el Ayuntamiento editara un díptico y se lo enviara a empresas de ámbito regional y nacional, muchos han sido los rumores de grandes empresas que implantarían en él desde centros comerciales y de ocio, pasando por un palacio de hielo, hasta una fábrica de bioetanol, hasta unas 300 empresas interesadas.
Con tales promesas, a todos los serones se nos abrieron los ojos por la gran cantidad de dinero invertido y empleos directos o indirectos que generarían, por ejemplo:
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El centro comercial generaría una inversión de 100 millones de € y unos 400 empleos directos.
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La fábrica de bioetanol supondría una inversión de 37 millones de € (parte subvencionada por la Junta) y unos 54 puestos de trabajo.
Pero la verdad es otra. En julio de 2008 habían vendidas un 43% de las parcelas, un total de 53 de las 123. Dos años después de su inauguración sólo hay una empresa que realiza obras en su parcela y además es de Quintana de la Serena, y eso que las empresas que compraron parcelas tenían de plazo límite para ejecutar las obras el pasado mes de diciembre.
Por tanto, no es de extrañar que el Ayuntamiento intente recuperar terrenos que vendieron en su tiempo para acoger proyectos empresariales, empezando por los de la Finca Municipal Montepozuelo, enajenadas en 2004 y con el mismo resultado que el Polígono.
Lo único de pido es que al igual que estuvieron frescos al anunciar a bombo y platillo las bondades de las actuaciones Montepozuelo, ahora anuncien de forma clara cómo está la situación y cómo se prevé para los tiempos venideros.
Me gustaría que me dijeran: “si señor, nuestras previsiones fueron muy alentadoras con poder disponer de un gran polígono industrial y el interés de muchas empresas, pero con la aparición de la tan “manida” crisis dichas previsiones han sido tiradas por tierra y muchas están esperando a tiempos mejores, pero hemos contactado con ellas y hemos intentado negociar que en un plazo de tiempo razonable se comprometan a la ejecución de los acuerdos establecidos”.
De momento sólo nos queda una imagen desoladora de unos terrenos que esperemos que no se conviertan en la “eterna promesa”.